Una casa con historia.
Germán quizá debió nacer en la “Edad de Hierro” está fue su pasión y quedó patente en cada uno de sus días. Nació en un taller de forja donde su padre le daba carta blanca para diseñar y hacer lo que quisiera con este basto material, se las ingenió en los momentos duros, para mantener la afición y la familia, “hice en 1946 alrededor de diez mil tuercas para una fábrica de camas, he regentado una tienda, he regentado una tienda, he sido albañil, he poseído una granja avícola, he trabajado en el Norte, he hecho de todo, no podía estar parado”.
Ha realizado varias exposiciones con piezas en bronce y forja, atribuye la dificultad de tallar rostros de personas en hierro, y su máximo acercamiento y ejemplo es la escultura de Viriato que preside el museo de esta casa y da nombre a la misma.
No queda solo en el hierro la mente de Germán, siempre estaba dándole vueltas a las cosas y aumentando su ingenio también como inventor, “Tengo patentado algún invento, realicé un dispositivo transparente de abrigo para motocicletas que se plegaba, incluso podía llevarse en el bolsillo, se colocaba sobre el parabrisas y se cerraba en su parte interior, también idee un portaequipajes para motocicletas”.
Estas son algunas pinceladas de quién fue Germán Calles Romero, mi abuelo, mi cariño, mi respeto y el devenir de esta casa.